martes, 10 de abril de 2012

El trabajo colaborativo en el aula





Si tuviéramos que sintetizar las habilidades del siglo XXI podríamos decir que éstas son: la alfabetización tecnológica, el pensamiento crítico y la colaboración.
     
    Edith Litwin (2005) nos habla de "nuevas formas de comunicación, nuevos estilos de trabajo, nuevas maneras de acceder y de producir conocimiento".
     
    La colaboración, como nuevo estilo de trabajo y forma de producir conocimiento, implica un abordaje colectivo en la resolución de problemas y requiere un enfoque social del aprendizaje en el sentido de Vigotsky, aprender del otro y con el otro. También Murduchowicz considera al trabajo cooperativo fundamental para la resolución de cualquier problema en un clima de aula crítico y de descubrimiento. (Murduchowicz y otros 2003).
     
    El profesor, por su parte, asume un rol particular (Gros Saltvat, 2001): debe comunicar o consensuar con sus alumnos una propuesta clara con objetivos precisos e invitar a la búsqueda de diferentes formas de resolución de la consigna. Contribuir en la conformación de grupos y distribución de roles, debe proveer recursos, guiar en la toma de decisiones, y producciones, así como fomentar actitudes de trabajo en equipo y compromiso con la tarea.
     
    Existen diferentes dinámicas de trabajo colaborativo (Garzón y Libedinsky, 2011[1]):
   
    La dinámica de producción conjunta es una propuesta en la que se realiza una producción colectiva y todos trabajan en todas las etapas simultáneamente.
       
    En la dinámica de producción complementaria cada participante (o grupos de participantes) realiza una parte del trabajo teniendo claro el objetivo final.
       
    La dinámica de producción secuenciada es una propuesta en la que cada participante realiza un paso necesario para la realización del siguiente paso.
       
    En la dinámica de espejo cada participante realiza la misma actividad que los otros y luego se desarrolla una instancia de presentación y retroalimentación entre todos los trabajos.
    En la dinámica de producción Mosaico, todos los participantes vuelcan datos del lugar    



Los trabajos colaborativos pueden realizarse entre alumnos, grupos, aulas e inclusive entre centros educativos de cualquier parte del mundo.
       
            Pierre Lévy con su concepto de Inteligencia colectiva o De Kerckhove con su idea de inteligencias en conexión consideran que es Internet el entorno privilegiado para generar interacciones y sinergias:

Las TIC,  principalmente las herramientas de la web 2.0, ofrecen múltiples posibilidades para producir, publicar, compartir y comunicar, facilitando, potenciando y transformando el trabajo en equipo. Wikis, blogs, redes sociales, documentos online y muchísimas aplicaciones de la web 2.0 nos permiten realizar informes, cuentos, líneas de tiempo, mapas conceptuales, pósters, cómics y tantas otras producciones de manera colaborativa.  
       
            El trabajo colaborativo favorece el desarrollo de habilidades tanto cognitivas como sociales e interpersonales:
       
            Colaborar requiere de habilidades de trabajo en equipo, escucha activa, productividad, liderazgo, distribución de roles y construcción colectiva, así como actitudes de responsabilidad, flexibilidad, empatía e integración. Potencia valores como la tolerancia, el respeto de otras formas de hacer y de aprender, y fomenta el sentido de pertenencia, solidaridad, responsabilidad social y comunidad, de forma tal que “juntando así las vidas y los trabajos de varios, llegásemos todos juntos mucho más allá de donde puede llegar uno en particular” (Descartes)

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